Son días tristes. Tengo un concepto personal de la amistad que choca frontalmente con el de otras personas. No llamo amigo a alguien con quien no he compartido. Pero tampoco hablo de compartir sin más, hablo de compartir una tarde en la barra de un bar o de compartir una afición común pero compartirda desde el afecto, un afecto que nace y crece, se fortalece desde ese mismo afecto y desde esa misma afición, desde la primera caña con tapa. Llamar amigo gratuitamente, con ese desparpajo que se hace en el día de hoy no me va. Puede haber conocidos o amiguetes pero amigos, amigos de verdad, no.
En la amistad, entendida por este cabesc, pueden/deben existir puntos en común pero también es muy probable que haya puntos de desacuerdo, ya hablamos del cerebro de cada persona. Los puntos de discrepancia, el carácter de cada uno, son el verdadero motor de la amistad, si para poder llamar amigo a alguien hay que darle la razón sin más o convertirle en palabra docta dejamos de ser amigos para convertirnos en borregos, dejamos de ser amigos para ser pueblo llano guiado por el líder. Lo siento, yo no me pliego, no soy un atocinado sin ideas que defiende cualquier cosa, amigos se cuentan con los dedos de una mano, la facilidad con que hoy se habla de amistad me produce escalofríos. 'Todos somos muy amigos',
loscojones. Encantador ese amigo que suelta su diatriba y se marcha un día y otro pero que nunca se queda a escuchar, al que le da exactamente igual lo que tú puedas decir, opinar o pensar. Ese amigo suelta su perorata y cierra la puerta antes de que te hayas dado cuenta, antes de que siquiera hayas articulado palabra. Se siente dolido por tus palabras pero es incapaz de ver en las suyas el daño. Lo dicho, pides dos cañas con tapa, él toma la suya, se va y deja que pagues y que hables tus historias, esas historias que hacen que la amistad sea amistad, con el camarero. Que fácil es confundir la amistad.
No deja de ser una opinión personal, rechazable y criticable pero una opinion personal, que un amigo ni supo ni quiso escuchar. Pero también puede ser que me he levantado con fiebre y el calor me confunde.
Best Buddies, 1990. Nueva York, The Estate of Keith Haring
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