Atocha, año 1.
Aquí andamos, en esta primera conexión desde Atocha, la Puerta de Atocha, testigo mudo del 11 de marzo, sentado frente a una hoja de texto monda y lironda en este cacharro (toshiba de 2 kilos y pico) del siglo pasado y arramplado, con permiso de los superiores, del trabajo de la primera hornada de portátiles para los comerciales de la oficina. Sentado, digo, a la espera de la partida del tren de lata velocidad que me conduzca hasta Ciudad Real en cincuenta minutos largos, tan parecidos a mis primeros enfrentamientos con los diez kilómetros corriendo. Hoy y en los días venideros mi residencia quedará fijada allí, en Poblete, Ciudad Real, La Mancha.
Ha sido como un despertar del letargo y un "aprovechando" esta incipiente o principio de periostitis que me lleva ya cuatro días sin correr y en los que te rondaré morena, en que definitivamente damos salida a lo sencillamente y esperado inevitable, la vida en común. No hay marcha atrás. Respecto de esto mucho habrá que hablar, mucho dará para hablar. En cuanto a la periostitis, si lo hay, si hay marcha atrás, pues que queréis que os diga, como no vivo de esto del correr, pues pararé como he parado, para no joderme más. Y tendré en mente estos nuevos retos (Circuito de Carreras Populares de Ciudad Real), al fin y al cabo voluntades manchegas que tanto quiero y me atraen. Un beso amor ahora que eres, también, participe de estas tontás que caen en este blog.