lunes, 23 de octubre de 2006
  Madrid - Barcelona
Esta lucha por el poder en la cabeza de la clasificación y en la historia futbolística de este país que se producía este domingo en el Santiago Bernabeu me viene muy bien para ilustrar un rápido, como viene siendo últimamente, viaje a Barelona que realizo el sábado por la mañana en vez de salir el viernes por la tarde, y evitándome así unos cuantos atascos (a saber: salida de Madrid, Zaragoza en su hora punta y entrada a Barcelona). 651 kilómetros uno detrás del otro me ponen otro fin de semana más, más lejos de lo que quiero hacer y de donde quiero estar.

Ni siquiera el paseo por las Ramblas adormece la nostalgia que me nubla, y ni el sol que irradia felicidad en Barcelona y que obliga al uso 'des lunettes de soleil' , me mantienen en esta maravillosa ciudad tan cercana a Europa y tan lejana de Madrid. El único que mantiene presencia en el Maremagnum o que se adentra por las callejuelas que llevan a la Plaça Reial es mi cuerpo, mi mente está lejos, en el lugar donde se observa la curvatura de la tierra por la ausencia de montículos, donde todavía las alturas se miden por pies por lo innecesario de otra unidad.



70 kilómetros al suroeste, todavía cercana a la costa y en la fría mañana, caldeada con las horas del domingo nos proponemos la gente del C.A.Running, entre los que se encuentra mi compañero de trabajo Manuel y yo a compartir unos kilómetros en la Mitja Marató del Baix Penedès. Opto por salir a mi ritmo probable de maratón y la cosa me seduce, tanto que llego con 1h35'47, estaría llegando a la meta de Anoeta en Donosti con 3h11 y si así fuera habría roto mi marca por debajo. Si además tengo en cuenta el recorrido fuerte del que constaba la mitja pues como que más a mi favor. O por lo menos así constó en mi cerebro.

En definitiva 2-0, que ni para mí ni para ellos, 1 partido, 1 herida, 1 media una pena muy grande. Besos a los soles del mundo, besos para tí Ana, el cielo hecho persona.
 
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